Jane Voigt
Nadie debería sentir pena por María Sharapova. Ella lo ha hecho todo: ha ganado una gran cantidad de dinero en premios; millones en patrocinios; cinco títulos de grand slam y cumplió una suspensión por dar positivo en un control antidopaje. Sin embargo, cuando se le pidió ganar su partido de cuartos de final contra Garbiñe Muguruza este miércoles, la rusa se quedó con las manos vacías. Fue su peor derrota en un torneo de grand slam en los últimos seis años.
“Supongo que, en teoría, es un paso en la dirección correcta”, dijo Sharapova a la prensa.
Sharapova no pudo servir lo suficientemente bien, correr lo suficientemente rápido o dominar rallies sin acumular errores. ¿Fueron todos esos errores su culpa? No del todo. Muguruza llegó a su “zona” con brutal rapidez y eficacia. La española no cedió un milímetro. Disparó tiro tras tiro, como un tren apabullante, hasta el final: 6-2, 6-1.
“Creo que ser agresiva es parte del juego”, dijo Muguruza. “Y cuando te enfrentas a alguien que también tiene un estilo de juego agresivo, es cuestión de quién asume el mando, quién aprovecha la primera oportunidad. Me concentraba en no bajar mi nivel; en no darle un solo punto”.
“Cuando Garbiñe es capaz engranar su arsenal de esa manera y cuando su equipo puede llevarla a esa posición, me resulta difícil creer que alguien pueda vencerla”, dijo la ex jugadora Lindsay Davenport sobre Muguruza durante su comentario del partido en la cadena Tennis Channel.
La española, que nació en Venezuela, no es una novata en la tierra batida de París: ganó Roland Garros en 2016, derrotando a la campeona indiscutible, Serena Williams. Decidida y sin dejarse intimidar por la leyenda, Muguruza hizo historia al convertirse en la primera mujer española en ganar el título desde que Arantxa Sánchez Vicario levantara el trofeo en 1998.
Sin embargo, el talento de Muguruza en la arcilla roja de París ya se asomaba en 2014, cuando sorprendió a Serena con una contundente derrota en segunda ronda, lo que dejó a aficionados y expertos convencidos de que no sería la última vez que escucharían el nombre de esta naciente estrella. Ese año llegó a cuartos de final, en donde perdió ante la propia Sharapova quien, al final, terminó alzando la copa Suzanne Lenglen.
“Hace cuatro años, mi experiencia era diferente”, dijo Muguruza. “Creo que hoy he hecho una buena actuación. Jugué un partido muy sobrio y sólido. Estoy contenta por eso”.
En 2017, Muguruza completó su dominio sobre las hermanas Williams cuando derrotó a la cinco veces campeona de Wimbledon, Venus Williams, en la final del All England Tennis Club. La agresión de Muguruza ese sábado fue palpable. Sabía quién estaba plantada al otro lado de la red, pero tardó poco más de una hora en demoler a Venus, 7-5, 6-0. “Muguruza, quien era la decimocuarta sembrada en esa oportunidad, es la única jugadora que ha ganado un título de grand slam a expensas de ambas hermanas”, escribió el USA Today.
Por lo general, un dominio de este calibre recibe las siguientes calificaciones: es una gran actriz de teatro; se crece en los momentos importantes; es una estrella de los grandes escenarios.
Sin duda, estas descripciones se ajustan a Muguruza, lo que no está nada mal. Posee un récord de 57 victorias y 19 derrotas en torneos de grand slam, incluido este Abierto de Francia. Y tiene récord de 2-1 en finales de grand slam (su única derrota contra Serena en Wimbledon en 2015). Además, tiene un récord de 6-4 en finales de torneos de la WTA. Todo esto apunta a una mentalidad de campeona.
“No estaba pensando en el marcador”, dijo Muguruza este miércoles. “Me concentraba en ganar cada punto, cada juego. El marcador no importaba”.
Muguruza, ex número uno del mundo, está en la contienda por terminar estas dos semanas en la cima una vez más. Todo depende de hasta donde llegue la primera clasificada, Simona Halep. Por su parte, la rumana luchó contra una férrea Angelique Kerber para ganar su partido de cuartos de final este miércoles por 6-7(2), 6-3, 6-2.
El avance a semifinales de Muguruza es aún más notable si consideramos que su espalda fue un problema esta primavera, en Stuttgart, donde se retiró contra Anastasia Pavlyuchenkova después del primer set.

Este miércoles, Muguruza se plantó en la línea de base, una posición agresiva sobre arcilla roja y, en especial, contra Sharapova, quien posee tiros más fuertes y más planos (y grita más fuerte también). Pero la confianza y la determinación de Muguruza se impusieron. Presionó a Sharapova en cada instante del partido, obligándola a producir soluciones que no lograba inventar. En particular, la consistencia durante el servicio.
“Hizo muchas cosas mejor que yo”, admitió Sharapova. “Ella era la agresora. Golpeó la pelota con mayor profundidad. Sirvió mucho mejor que yo.”
A raíz de los primeros servicios que erró Sharapova, Muguruza se mantuvo al acecho dentro de la línea de fondo, como gato listo para arañar, al devolver los segundos saques. Ganó el 46% de esos puntos contra apenas 19% de su oponente.
Sharapova empleó el drop shot, un golpe que representa una ventaja para ella en tierra batida, para tratar de desequilibrar a Muguruza, pero Maria cometió errores de novata. En una oportunidad, en vez de subir a la red para acompañar a un drop perfecto, optó por quedarse atrás, tal vez con la esperanza de que Muguruza no lograra alcanzarlo. Esperar a que un rival de la talla de Muguruza falle un tiro no es una estrategia eficaz, sino el reflejo de una estrategia que salió mal, lo que resume el juego de Sharapova hoy.
Antes del resultado de hoy, Victoria Azarenka era quien le había propinado a Sharapova su peor derrota, hace seis años, en el Abierto de Australia por 6-3, 6-0. Pero no sienta pena por Maria, la decepción pasará. Se irá de París con un resultado de cuartos de final después de dos años de ausencia. De hecho, Maria se va motivada, lista y con ganas de llegar al césped del All England Tennis Club. ¿Y por qué no? Ese es el lugar donde ganó su primer título de grand slam derrotando a Serena Williams en la final.
“Creo que mi cuerpo necesitará un descanso”, expresó Sharapova. “Pero, sí, mentalmente, estoy lista para Wimbledon.”